lunes, 3 de agosto de 2009

VIAJES. Escocia IV: De poteo por la Royal Mile.










Un milla Escocesa es lo que va desde el castillo de Edimburgo al palacio Hollyroodhouse; la milla real. Cuesta abajo o cuesta arriba es preciosa la mires por donde la mires.

Jokin, se había pasado la semana trabajando. Los inicios fueron duros en esta tierra pero acababa de encontrar un empleo en el Royal Bank of Scotland. El Viernes, colgó la corbata y nos llamó para ver donde estábamos. Nosotros, Luis y yo, acabábamos de reservar una habitación en pleno centro de Edimburgo.

Pasear por la Royal Mile siempre está bien, pero hacerlo con kilt y de pub en pub está mucho mejor. Jokin llegó corriendo del curro y nos trajo una "falda" de esas a cada uno; una de la familia con la que vivía. Nos pusimos de guapo para la ocasión.

Nada más cambiarnos en el hotel, subimos para el castillo. Estaba plagado de turistas y aunque nosotros también teníamos buena pinta de serlo, varios japoneses (por no decir que de todos los lugares imaginados-queda mejor decir japoneses-) despistados se sacaron la foto con nosotros...irse de Escocia sin una foto con alguien que lleva falda...¡no puede ser! Eso deberían pensar, creo. El caso es que me parece que debo ser yo el único que piensa que no nos parecíamos en absolutamente nada a un típico escocés. Será que tenemos ya muy interiorizado el tema de la globalización.

Bueno, el castillo estaba muy bien ( ni entramos) y lo que tocaba entonces era pegarnos un buen festín a base de birras británicas de las de medio litro, de esas que llaman pint. ¿Empezamos desde arriba o desde abajo? Subir poco a poco es menos duro que ir hasta abajo y luego al intentar subir rodar y caer cual barril lleno de cerveza anglosajona; cuesta arriba los barriles no ruedan tan fácil. ¡Ah!¡Eso sí!Como somos cultos, antes de salir, visitilla al Scotish parliament y pa'lante. La primera nos la tomamos en honor a la democracia.

Los tragos iniciales fueron tranquilos, discusiones de esas sin importancia. Lo que denota que algo va mal ( discusiones con el estómago bien humedo) es cuando un grupo de vascos se ponen a discutir sin sentido sobre fútbol o pelota y a hacer apuestas tontas. Bueno eso fué ocurriendo poco a poco y, ¡claro!, al final acabamos hablando de la política de fichajes y de la cantera del athletic...en ese momento se lió. Si es que ya digo, que a un grupo de vascos les das unas cuantas cervezas y acaban gitándose y no se ponen nunca de acuerdo. Lo que nos es común a todos es ver todo jodido, eso sí cada uno con su opinión y, aparte, el que cuando acaba la acalorada discusión seguimos siendo tan amigos. Eso es la cuadrilla. Probablemente más de un Escocés pensó que aquello iba a acabar en pelea.

Como gritábamos tanto se nos acercaron unos holandeses a hablar. También iban de birras por allí. Ellos bastante bien acicalados. Departimos sobre múltiples tema, hasta, ¡Cómo no! de política. Una vez que uno dijo que Aznar le parecía un político coherente y respetable el tono de la conversación se elevó. Eso sí, nos partimos de risa a su cara. Hay que ver cómo llega la información, a veces, cuando salta de país en país. Está claro, con esas pintas que llevaban ¿Qué podíamos esperar de ellos?Con un cordial Doei nos despedimos hasta otra.

A media cuesta nos retratamos, en honor a la cultura, con Stevenson, que aunque nunca hayamos acabado de leer su Isla del tesoro, se merecía una foto. Fué por todos aquellos niños a los que ha hecho soñar con ser piratas y encontrar un día su tesoro, usando un mapa que encontraban en el desván de la casa de sus abuelos. El mapa, La Isla, el camino marcado con una línea roja discontinua y la X marcando el lugar.

La verdad es que la carretera se empinaba por momentos. Menos mal que teníamos taverns a cada paso para hacer parada y fonda; si la cuesta tiene una milla nosotros hicimos tres a partir de la mitad. Y es que las pintas acaban pegando duro a la cabeza. Subiamos ya la cuesta en "S".

La noche iba cayendo por momentos. Enseguida se muere el día en Escocia; el invierno es bastante duro. Deberíamos haber tenido frío con nuestra vestimenta pero no fué así, cuando lo pasas bien te olvidas hasta del frío. Eso sí por si acaso...no parábamos de abrazarnos, somos unos sentimentales.

Es bonito Edimburgo, es preciosa la Royal Mile, pero dar un paseo de potes con dos buenos amigos en Kilt, no tiene precio.









PD. Para celebrarlo en el último bar pedimos la más especial de las cervezas del día:
" Tres sanmis por favor!" En Escocia todo sabe diferente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario