domingo, 18 de noviembre de 2012

Meteora, cerca del cielo. Parte I

Meteora
Mientras atravesaba la árida y bastante desolada llanura de Tesalia, recordaba la primera vez que supe algo acerca de Meteora... En el salón de mi casa, estaba la primera tele a color que tuvimos, una Sanyo; yo era un niño. En la pantalla, pasaron un anuncio: Unos monjes jugaban al fútbol acrobáticamente. Estaban dentro de un convento que se hallaba elevado sobre una roca, casi en las nubes. De un pelotazo, el balón salió despedido por una ventana y cayó al vacío. No había manera humana de ir a buscarlo puesto que vivían incomunicados y aislados del mundo.

Durante años, pensé que el lugar dónde los monjes jugaban con la pelota era inventado, era un enclave que sólo existía en la ficción, en la mente de un fantasioso e imaginativo creador de anuncios para televisión. Sin embargo, un día, un documental me los enseñó de nuevo. Eran los monasterios dónde aquellos monjes praticaban fútbol. Realmente su belleza nos podría llevar a pensar que se trata de un paraíso perdido, de un lugar inventado para cuentos de niños. Recuerda a paisajes de otros mundos, demasiado bellos para ser reales.

Tesalia
En verdad, podría haber vivido con aquel primer recuerdo toda mi vida; pensaba en ello de vez en cuando, sí, eso es cierto. Pensaba en el anuncio, en los monjes, en aquel balón que caía al vacío... por lo que fuera me gustó y se me quedó grabado. Pero no hubiera tenido la necesidad de haber pisado este lugar puesto que, para mí, cómo decía, no existía en verdad, en éste mundo. Por contra, era Agosto de 2009 y me encontraba ya atravesando La gran llanura de Tesalia, tierra de la magia, dónde Lucio, el graciosísimo protagonista de " El asno de oro" ( Apuleyo, S II D.C) vivía infinidad de aventuras buscando la solución a un embrujo que le había caído en sus ansias de encontrar "lo desconocido". Conducía por parajes con mucha historia.



http://es.wikipedia.org/wiki/El_asno_de_oro

http://www.ua.es/personal/mm.martinez/histadmjust/asnooro.pdf

Bien de mañana, Cathy y yo habíamos alquilado un coche en el centro de Atenas.  Sabíamos que había unas cinco horas de camino hasta nuestro destino y nos pusimos en marcha tan pronto como pudimos. El alfabeto Griego, bastante diferente al nuestro, nos despistaba bastante a la hora de tratar de seguir correctamente las señales. Aun así, conseguimos ir saliendo poco a poco, y con paciencia, en dirección norte, de la caótica capital Griega.

A medida que vas esforzándote en leer palabras o pequeñas frases en Griego, y escritas en su alfabeto, claro, te vas familiarizando con cada letra y asociándola a su equivalente en nuestro alfabeto. Es un juego que engancha, letrero en la autopista y tú: a pensar... esta letra es tal y la otra cual...y así todo el rato. Al borde de la neurosis. Jugando, jugando, descifré Atenas ( Athina),  Larissa y otros nombres de ciudades. Los kilómetros iban cayendo y los ratos en que decaía la conversación con la bella Catherine, yo volvía a mi juego.

- Te..Teeeer... ¡¡ Qué difícil es ésta, joder!! Teeeer, Termo...TERMÓPILAS!!!

Θερμοπύλαι

Acantilado de las Termópilas
¡  Vaya! Habíamos descubierto al borde de la carretera y sin pretenderlo el lugar dónde discurrió la histórica Batalla de las Termópilas. A pesar de no estar seguros de que nos encontrábamos en el lugar que creíamos ( ¡¡ Cómo iba a estar apenas sin señalizar al borde de una carretera!! Pues lo estaba), cogimos la salida de la autopista dónde figuraba escrito Θερμοπύλαι. El juego parecía que me iba a dar un fruto inesperado, ó de hecho, ya me lo había dado, y así se confirmó, cuando nos acabamos encontrando, en una explanada, con el monumento a Leonidas I, Rey de Esparta y líder de Los trescientos.

Leónidas I de Esparta
Se ha escrito mucho acerca de ésta batalla ya desde la antigüedad. El mismísimo Herodoto, padre de la historiografía, fue uno de los que lo hizo con más pasión. Todo ello ha contribuído a crear una gran leyenda sobre lo que ocurrió y hoy en día es prácticamente imposible distinguir lo que realmente ocurrió de lo que son cuentos ó exageraciones propias del acervo popular Griego.

Leónidas y los suyos aguantaron varios días en un estrecho paso entre el mar y las montañas ante el ejército más numeroso y de más poder de la época; el ejército Persa del Rey Jerjes I. Ampliamente superados en número, por la valentía, la tenacidad, la entereza y la solidaridad con la que combatieron, pasaron a la historia como auténticos héroes. Atendiendo a lo que parece que realmente ocurrió, la batalla se desarrolló en un paso estrechísimo, entre un acantilado y la costas del golfo Malíaco, situado al este de Grecia. En su día este paso no tenía más 100 metros de anchura, si bien hoy, debido a los procesos climáticos y geológicos el mar está a más de un kilómetro de distancia de las montañas. 

Nos quedamos de pie frente a la estatua de Leónidas, en silencio, unos minutos, cómo rindiéndole tributo a él y a sus compañeros, aquellos días. Todos perecieron tras ser vendidos por un traidor, que enseñó un paso secreto entre las montañas a los persas, con el que atacar la retaguardia Griega, pero dificilmente serán olvidados, ni por su pueblo, orgulloso de su coraje, ni por la historia universal.

Para alcanzar La gran llanura de Tesalia desde la costa Este, hay que atravesar una cadena montañosa, y ya al final, cuando la carretera comienza a serpentear, cuesta abajo, y a fundirse, bajo el intenso sol de la Grecia Central, en herraduras, aparece ante los ojos la fértil altiplanicie. El paisaje se vuelve monótono y  las innumerables gasolineras abigarradas ponen color a los bordes del camino. Son tierras llanas y de vías rectas, que no dejan nunca de estar en obras, interminables. De vez en cuando aparece amenazante algún radar que controla la velocidad de los vehículos de la vía, pero nunca funciona ninguno. Unas pequeñas reproducciones a escala de iglesias ortodoxas van surgiendo, a cada paso que das, en semáforos, cruces...significa que alguien murió ahí en accidente de tráfico. Grecia tiene una de las más negras tasas mundiales de humanos que mueren cada año en carretera.

Carretera que serpentea hasta Tesalia
El agua que nos quedaba en las botellas empezaba a estar demasiado caliente para ser bebido y que nos consiguiera refrescar. Me parecía que nunca íbamos a llegar a nuestro destino, cuando al fondo apareció primero una pequeña mancha, luego un montículo para poco a poco acabar siendo un conjunto de torres de arenisca surgidas del suelo, hasta los siescientos metros de altitud, en un lugar dónde parecía imposible que pudieran estar. Una vez que se te plantan delante de tus ojos se te hace imposible apartar la mirada. Existen varias teorías que explican cómo se formó el enclave en cuestión, desde las más disparatadas hasta las más científicas y racionales. Lo dejaremos en que fueron los elementos, a lo largo de un trabajo de millones de años, quienes nos modelaron éste paisaje. Sin duda es un trabajo fino, de artseano, digno de las manos de los mismísimos Dioses, que convierte en la distancia a las rocas de arenisca en suaves algodones grises.

Lo más inaccesible posible
 Toda ésta magia que rodea, en la tierra de la magia, al lugar, lo sugerente del enclave, el misticismo que lo envuelve... probablemente fue lo que hizo a los primeros ascetas y hermitaños establecerse aquí en algún momento del Siglo XI. Más tarde, hacía el Siglo XIV, las más aisladas, escarpadas, solitarias e inaccesibles cumbres empezarían a ser testigos de la construcción de monasterios y conventos en las mismas. La búsqueda de espiritualidad así como la convulsión política y religiosa que se vivía en la época, habrían sido los detonantes que motivaron a construirlos de ésta manera y en éstos lugares. En su día llegaron a ser veinticuatro los monasterios pero en la actualidad sólamente cuatro se mantienen como hogar de órdenes religiosas. Meteora está protegido por la UNESCO desde mil novecientos ochenta y ocho.

http://whc.unesco.org/en/list/455

Paramos nuestro coche en Kastraki, un pueblecito a los pies de las paredes de roca, que bien pudieran ser el destino de aficionados a la escalada. La siguiente noche la pasaríamos en una Villa Griega rodeada de árboles frutales y flores. Rodeada de paz y de silencio, sólamente roto por algunas cigarras que cantaban al calor estival. Seguro que existiría otro mejor, pero en aquel momento me pareció el lugar más agradable y tranquilo del mundo para descansar.

La Villa Griega y nuestro coche


Al pie de las paredes de roca
Todo aquella tarde parecía ser perfecto. Me encantó el lugar al que fuimos a tomar unas cervezas al atardecer y el lugar dónde cenamos después. Primero una Mythos y después una Alfa, acompañadas de olivas, debajo de unas parras mientras el día daba sus coletazos finales en la Grecia central.

Cuando ya, realmente, el sol empezó a caer, se encendieron las luces de los portales de las casas de Kastraki y los abuelos se fueron junto con las sombras que viven debajo de los árboles que les cobijan cada jornada. Los niños daban las últimas patadas al balón en las plazas del pueblo mientras sus madres se afanaban en convencerles de que había que volver a casa. Algún pequeño desobediente se acabó llevando un tirón de orejas por no hacer caso a tiempo. 

Alfa
Bajo las parras...
Tras ocurrir todo esto en Kastraki, haciéndose ya notar la noche,  los hombres tomaron las mesas y sillas de madera de las tavernas y se sentaron acompañados de un vaso de Ouzo o una cerveza y de al menos otro Griego con el que compartir una charla sobre política. También había alguno que bebía en soledad, pero eran los menos.

En lo bares griegos sólo se enciende la televisión cuando pasan fútbol, noticiarios o debates de interés general. El discutir de política está enraizado en la sociedad; no sé si serán lo herederos de los animales políticos de la antigua Grecia, creadora del pensamiento occidental actual, pero al menos a mí me gusta pensar que sí. Discutir sí, discuten, pero de manera relajada y educada, sin perder nunca las formas.

Dejamos nuestra pero aún la taverna no estaba vacía y ya había pasado la media noche...

Debate relajado

Los menos beben en soledad

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