martes, 14 de febrero de 2012

MENDIAN GORA. Leungane



Las montañas quizás un día crecieron hasta el cielo en Euskal Herria pero eso fué hace mucho mucho tiempo, ahora bajaron para mostrarnos su majestuosidad. El viento, la lluvia, la nieve... las han desgastado y afilado dejando brutales vacíos y abismos, terribles pendientes y grandes desniveles que se libran en pocos kilómetros.

Dominando la sierra de Aramotz tenemos a Leungane, 1006 metros sobre el nivel del mar; dentro del paraje kárstico de parque natural de Urkiola.

El coche fué llevándonos por la carretera de serpiente del valle de Arratia, hasta Dima. La nieve había dejado las cumbres para acercarse hasta el mar y contra más nos adentrabamos mas helado era el paisaje. El blanco dominaba. El objetivo era la cima pero también hundirnos un rato en la nieve, al menos hasta la rodilla; así lo hicimos. La nevada de los últimos días había sido tremenda, con lo que llegar a la cumbre nos cotó más de lo esperado. Según íbamos ganando altura comenzamos a divisar las cimas y los valles del entorno: Mugarra, Gorbeia, Anboto, Arratia arana...un paraíso teñido de blanco por el invierno.




Mirar aquí y allá era una pasada. Cualquier instantánea que sacábamos se convertía en una estampa inolvidable. Estábamos ante un capricho polar efímero y pasajero. Los árboles estaban tallados en hielo, tejados sobre las paredes de las calizas rocas labrados en nieve por el viento, algún tímido rayo de sol se rompía en todos los colores del arco iris.






Cuando llegamos a las zonas más descubiertas ya cerca de la cima el frío llegado del norte nos golpeaba y empujaba. La cima está al final de una columna vertebral estrecha con caída a dos valles. ¡ Qué día tan poco apacible! Tras la foto de la conquista del alto bajamos buscando el refugio de la cara sur, por donde se oye pasar el gélido cuchillo ártico, amenazante, pero donde ya no nos alcanza.







Aprovechando la pendiente caída nos dejamos llevar por nuestros instintos más infantiles y recordamos aquellos maravillosos días de la niñez dónde patinábamos losdías de invierno con las bolsas de basura que nos conseguían nuestros padres ¡ Qué divertido es patinar por la nieve! Y cómo me gustan los paisajes nevados.