Meteora |
Durante años, pensé que el lugar dónde los monjes jugaban con la pelota era inventado, era un enclave que sólo existía en la ficción, en la mente de un fantasioso e imaginativo creador de anuncios para televisión. Sin embargo, un día, un documental me los enseñó de nuevo. Eran los monasterios dónde aquellos monjes praticaban fútbol. Realmente su belleza nos podría llevar a pensar que se trata de un paraíso perdido, de un lugar inventado para cuentos de niños. Recuerda a paisajes de otros mundos, demasiado bellos para ser reales.
Tesalia |
http://es.wikipedia.org/wiki/El_asno_de_oro
http://www.ua.es/personal/mm.martinez/histadmjust/asnooro.pdf
Bien de mañana, Cathy y yo habíamos alquilado un coche en el centro de Atenas. Sabíamos que había unas cinco horas de camino hasta nuestro destino y nos pusimos en marcha tan pronto como pudimos. El alfabeto Griego, bastante diferente al nuestro, nos despistaba bastante a la hora de tratar de seguir correctamente las señales. Aun así, conseguimos ir saliendo poco a poco, y con paciencia, en dirección norte, de la caótica capital Griega.
A medida que vas esforzándote en leer palabras o pequeñas frases en Griego, y escritas en su alfabeto, claro, te vas familiarizando con cada letra y asociándola a su equivalente en nuestro alfabeto. Es un juego que engancha, letrero en la autopista y tú: a pensar... esta letra es tal y la otra cual...y así todo el rato. Al borde de la neurosis. Jugando, jugando, descifré Atenas ( Athina), Larissa y otros nombres de ciudades. Los kilómetros iban cayendo y los ratos en que decaía la conversación con la bella Catherine, yo volvía a mi juego.
- Te..Teeeer... ¡¡ Qué difícil es ésta, joder!! Teeeer, Termo...TERMÓPILAS!!!
Θερμοπύλαι
Acantilado de las Termópilas |
Leónidas I de Esparta |
Leónidas y los suyos aguantaron varios días en un estrecho paso entre el mar y las montañas ante el ejército más numeroso y de más poder de la época; el ejército Persa del Rey Jerjes I. Ampliamente superados en número, por la valentía, la tenacidad, la entereza y la solidaridad con la que combatieron, pasaron a la historia como auténticos héroes. Atendiendo a lo que parece que realmente ocurrió, la batalla se desarrolló en un paso estrechísimo, entre un acantilado y la costas del golfo Malíaco, situado al este de Grecia. En su día este paso no tenía más 100 metros de anchura, si bien hoy, debido a los procesos climáticos y geológicos el mar está a más de un kilómetro de distancia de las montañas.
Nos quedamos de pie frente a la estatua de Leónidas, en silencio, unos minutos, cómo rindiéndole tributo a él y a sus compañeros, aquellos días. Todos perecieron tras ser vendidos por un traidor, que enseñó un paso secreto entre las montañas a los persas, con el que atacar la retaguardia Griega, pero dificilmente serán olvidados, ni por su pueblo, orgulloso de su coraje, ni por la historia universal.
Para alcanzar La gran llanura de Tesalia desde la costa Este, hay que atravesar una cadena montañosa, y ya al final, cuando la carretera comienza a serpentear, cuesta abajo, y a fundirse, bajo el intenso sol de la Grecia Central, en herraduras, aparece ante los ojos la fértil altiplanicie. El paisaje se vuelve monótono y las innumerables gasolineras abigarradas ponen color a los bordes del camino. Son tierras llanas y de vías rectas, que no dejan nunca de estar en obras, interminables. De vez en cuando aparece amenazante algún radar que controla la velocidad de los vehículos de la vía, pero nunca funciona ninguno. Unas pequeñas reproducciones a escala de iglesias ortodoxas van surgiendo, a cada paso que das, en semáforos, cruces...significa que alguien murió ahí en accidente de tráfico. Grecia tiene una de las más negras tasas mundiales de humanos que mueren cada año en carretera.
Carretera que serpentea hasta Tesalia |
Lo más inaccesible posible |
http://whc.unesco.org/en/list/455
Paramos nuestro coche en Kastraki, un pueblecito a los pies de las paredes de roca, que bien pudieran ser el destino de aficionados a la escalada. La siguiente noche la pasaríamos en una Villa Griega rodeada de árboles frutales y flores. Rodeada de paz y de silencio, sólamente roto por algunas cigarras que cantaban al calor estival. Seguro que existiría otro mejor, pero en aquel momento me pareció el lugar más agradable y tranquilo del mundo para descansar.
La Villa Griega y nuestro coche |
Al pie de las paredes de roca |
Cuando ya, realmente, el sol empezó a caer, se encendieron las luces de los portales de las casas de Kastraki y los abuelos se fueron junto con las sombras que viven debajo de los árboles que les cobijan cada jornada. Los niños daban las últimas patadas al balón en las plazas del pueblo mientras sus madres se afanaban en convencerles de que había que volver a casa. Algún pequeño desobediente se acabó llevando un tirón de orejas por no hacer caso a tiempo.
Alfa |
Bajo las parras... |
En lo bares griegos sólo se enciende la televisión cuando pasan fútbol, noticiarios o debates de interés general. El discutir de política está enraizado en la sociedad; no sé si serán lo herederos de los animales políticos de la antigua Grecia, creadora del pensamiento occidental actual, pero al menos a mí me gusta pensar que sí. Discutir sí, discuten, pero de manera relajada y educada, sin perder nunca las formas.
Dejamos nuestra pero aún la taverna no estaba vacía y ya había pasado la media noche...
Debate relajado |
Los menos beben en soledad |