miércoles, 15 de junio de 2011

El día del ñoqui en Montevideo. Parte I




Habíamos escuchado que Montevideo era casi un barrio de Buenos aires. Cosa que no creo que le haga mucha gracia a ningún Uruguayo. De todas formas, si únicamente nos centráramos en lo que se tarda en cruzar el Río de la Plata en avión, podría serlo perfectamente. Atravesar Buenos Aires por la mañana, por carretera, es una experiencia asfixiante y desesperante mientras que montarse en el avión para conocer una nueva tierra, es algo liberador e ilusionante. Sube y baja, las oscuras aguas del río más ancho del mundo y los llanos y pardos prados del campo charrúa en las ventanas de la izquierda.

Uruguay tiene una frontera de las de andar por casa. La gente de la aduana está tranquila, la gente, de hecho, es tranquila allá y el país, por lo tanto, trasmite tranquilidad desde que lo pisas. Tranquilidad y amabilidad. Hay personas siempre dispuestas a ayudarte. Aquí no sería digno de mí el no mandar un recuerdo para Anibal Calvo Piñón, hijo de españoles migrados a América, y empleado de la seguridad del aeropuerto. Él nos acompañó desde las pistas a la puerta de nuestro hotel. Y es que no paraban de pasar autobuses y autobuses, a cada cual más lleno y menos accesible. El nos indicó a cual subir, dónde bajar y cómo llegar hasta nuestro hospedaje. Hasta cargó a ratos con alguna maleta. Gracias de todo corazón.

La noche caía, mientras nos acercábamos a la ciudad, por el camino Carrasco, teñida de los colores gualdinegros, símbolo de Peñarol, el club de fútbol montevideano que jugaba esa misma noche su partido de Copa Libertadores de América en el Estadio Centenario. Cuna de grandes futbolistas de talla mundial, Peñarol ha sido varias veces campeón de América. Parece que este año 2011 está en una posición inmejorable para poder repetir ésta hazaña.

La ducha y la ropa limpia no eran negociables y la mejor cena de la semana tampoco se hizo esperar; regada con un vino tinto Uruguayo. El caldo no tenía un gran valor pero me lo sirvieron con tanto cariño que repetí; pedí una segunda copa. De ahí a la cama pronto y con un ojo abierto para poder detectar el primer rayo de sol que se diganra a salir. No íbamos a perder ni un minuto del día siguiente.



Amaneció el día 29 de Abril. Éstos veintinueves son días especiales. Cada mes, en el Uruguay, se cumple un ritual; se celebra el día del ñoqui. Habíamos leído acerca de ello antes de llegar, aunque dudábamos si sería una tradición vigente o simplemente un cuento trasnochado y artificial. Lo queríamos comprobar y salimos a la calle con esa intención. Nadie puede hacerse con las costumbres, tradiciones e idiosincrasia de un lugar en un solo día; así que seguro nos marcharíamos de allí sin una respuesta concluyente. Eso sí, enseguida nos percatamos de que publicitar y ofrecer si que se hace. El día 29 es el día del ñoqui en Montevideo.






Y ¿ Por qué el día 29? Entre escuchar y leer he sumado varias explicaciones o varias razones. La más antigua nos lleva al siglo VIII y a Italia. San Pantaleón auguró a los campesinos de la tierras venecianas buenas cosechas un 29 y esto se cumplió. Entonces todos los veintinueves iban a ser celebrados, a partir de ese momento, con una comida sencilla, de campesino, en honor al santo. También se ha asociado a épocas de escasez de trigo, momento en el que se comenzó a cocinar un tubérculo traído de América a Europa...La patata que hasta ese momento sólo servía para alimentar a las bestias, se iba a empezar a utilizar como sustento de humanos; de la patata, generalmente nace el ñoqui... De todo lo que se habla, la explicación más cercana a nuestro tiempo y más comprensible nos dice que el día 30 es día de paga en Uruguay. Entonces la gente como llega bastante justa a ese día 29 ( o al menos llegaba en las épocas más difíciles), solamente tiene para comer alimentos humildes, como humilde es el ñoqui. Eso sí, se puede combinar con muchísimas salsas que nos permiten degustarlos con sabores bastante variados.




Nada más poner el pie en la calle ya estábamos en la plaza de la independencia. Teníamos a Artigas montado a caballo frente al Palacio Salvo, emblema de la ciudad, y con la puerta de entrada a la Ciudad vieja a su espalda. Una banda de música militar amenizaba la soleada y calurosa mañana.

En un café a los pies del palacio se escribió el tango más famoso y más polémico de Uruguay, "La cumparsita". Polémico porque, como todas las cosas en torno al tango, Argentina y Uruguay siempre tienen algo de qué quejarse, por lo que discutir, de lo que apropiarse indebidamente o algo que poner por encima de su vecino. Uruguay arrinconada entre dos gigantes como Argentina y Brasil resiste con sus peculiaridades, orgullosa de lo que es. Así la cumparsita es un himno oficioso del país.

Montevideo fué fundada por los portugueses, estratégicamente, en 1.723 pero en 1.724 tuvieron que abandonarla, forzados por los españoles. Unas pocas familias llegadas de Buenos Aires y algunas más de aborígenes canarios se asentaron allí. Uruguay, comenzó el camino hacia la independencia en 1.810, tras el levantamiento de las Provincias del río de La Plata. Artigas que nos había recibido subido a su caballo en la Plaza de la independencia fué el principal líder independentista uruguayo, aunque en 1828, cuando por fin se creó el Estado Oriental del Uruguay el ya vivía desterrado en Paraguay, lugar donde falleció en 1.850. Montevideo, en un principio, se mantuvo fiel al poder español, pero pronto los españoles fueron expulsados y en el año de la independencia se la nombró capital del estado.