viernes, 1 de mayo de 2009

UNA BODA VENEZOLANA. Parte I












El 12 de Octubre de 1492 el primer barco europeo pisó oficialmente América. Nosotros ( Germán - Caracas-, Gerardo - Tragacete-, Jorge - Nules- y Koldo -Etxebarri-) llegamos el 12 de Octubre de 2006 a Venezuela; 514 años después. Colón no pisó la pequeña Venecia, aun así, hasta su tercer viaje en 1498, fué en una pequeña isla de este país, donde se construiría la primera ciudad española en América. Se llamó Nueva Cádiz y se situó en Cubagua. El motivo de este asentamiento no fué otro que la extracción de perlas.

Cerca de Cubagua, muy cerca, está el puerto libre de la Isla Margarita. Colón también estuvo aquí en Agosto de 1498 y nosotros no íbamos a ser menos. Llegamos en Ferry desde Puerto La Cruz, con nuestro 4runner a cuestas. El apartamento que Germán nos había conseguido en Pampatar era increíble y las vistas maravillosas. Así los días fueron volando entre playas, piñas coladas y merengue ( merengue, bachata, cumbia, gaitas, ballenato...)

Una de las mañanas Germán nos propuso ir a una playa semi desierta que creo que se llamaba Punta Arenas ( el nombre es lo de menos). Allí, aparcamos sobre la arena, y únicamente nos encontramos un chiringuito de playa y un par de familias muy muy humildes que vivían en una especie de chabola. Lo demás eran buceadores y pescadores llegado para su quehacer. Las familias de la chabola tenían una cabra negra atada a un palo en medio de la playa.

¡Qué bien!, una playa desierta en medio del caribe...sólo podía apetecernos el nadar en esas aguas cálidas y cristalinas ( y llenas de medusas enanas que pican a rabiar). Mientras nos bañábamos Germán desapareció un rato y de repente salió gritando en la distancia. Me llamaba y quería que me acercara al chiringuito. Allí entré y el ya estaba dentro hablando con el dueño del local. Me acoplé a la conversación cuando mi amigo me introdujo preguntándome si me gustaban las langostas. Yo le dije que sí y el regente del local nos emplazó para mediodía, cuando ya habría preparado los manjares que íbamos a comer. La comida fué exquisita. Me dió un poco de pena elegir la langosta que me iba a comer pero bueno...

Antes de empezar a comer habíamos reparado en un viejo que jugaba en soledad al ajedrez, a la sombra, apartado, en una esquina de la terraza de suelo de arena. Era un hombre que llegó desde Asturias hacía años, buscando fortuna en la Venezuela Saudita y que jamás volvió a casa. Jugamos con él un rato, para su alegría, y también conocimos a un hombre de Gernika que llegó a Venezuela para quedarse y nos habló un ratito en Euskera; le hizo bastante ilusión.

Entre todos creamos un bonito ambiente aquel día y cuando ya empezaba a caer el sol el dueño del chiringuito quiso que nos quedaramos a su boda; sí, sí, a su boda. Esta es una de esas cosas que sólo te puede pasar en el Caribe, le caes bien a una persona y te invita a su boda ese mismo día. Sin tener apenas nada, pueden llegar a dártelo todo ¿ Cómo no nos íbamos a quedar? ¿ Acaso alguno había estado, salvo Germán, en una boda Venezolana?






3 comentarios:

  1. Las voy a poner, las voy a poner...poco a poco. Ya e cuesta sacar esto que lo llevo retrasadísimo...así que...jajaja!

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  2. Oyeeee! yo quiero ir a la isla Margarita yo también! Fais nous rêver Koldó!
    :-) bisou!

    (Tienes que tunear un poco este blog eh...)

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